domingo, 19 de marzo de 2017

Toros Sí // Toros No  ¿POR QUÉ?

No miento si digo que, actualmente hay una gran polémica en cuanto a este tema. Y es que, en mi opinión,  la tradición ha cambiado. En este debate encontramos dos grandes grupos enfrentados:

- Los taurinos: son personas que se definen como amantes del toro, de su anatomía, de su temperamento, su bravura, su fuerza. Son personas que lo consideran algo así como un dios con el que el hombre se mide de "igual a igual" en una plaza de toros. Ellos consideran equitativos los cuernos del toro a la espada del torero, que al haber arena en el ruedo, el toro se siente casi como en casa porque además, tiene sitio para "correr". Para ellos el toreo es un arte, una tradición que han vivido desde niños, con sus padres, en familias. Algo de machos, de hombres, donde en pleno siglo XXI la mujer aún no tiene un hueco definido como igualitario para ella.
- Los antitaurinos: personas, normalmente, de edades comprendida entre los 15 y los 40 años, de mentalidad "moderna" y que consideran que el toro es un animal que tiene derechos, sentimientos y no se merece sufrir así.
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¿Sufrir así? Dirían los taurinos... Si el toro no sufre, además, si no fuera por el toreo, los toros se extinguiría.

¿Qué el toro no sufre? Dirían los antitaurinos.... es una fiesta de trogloditas y neardentales, de la edad de piedra, solo hay que ver como el torero va con una lanza a por el toro. Insensibles, asesinos!! gritarían ellos.

Y así, una vez más se liaría un gran conflicto, donde todo acaba en violencia, generalmente provocada por algunos taurinos, que sin argumentos deciden utilizar la fuerza, y si es contra las mujeres más fácil aún.

Analizando esta situación, he dejado a un lado mi postura antitaurina para poder comprender de dónde surge este conflicto y es muy fácil: este conflicto surge de las diferencias generacionales y culturales.

Si analizamos ambos grupos, hablando en mayorías, y sin afirmar ni generalizar, los grupos taurinos suelen estar formados por gente de pueblo, tradicional, que trabaja o se ha criado en los campos, que desde pequeño ha vivido el momento de ir a los toros como una fiesta familiar o con amigos, los jóvenes como la adrenalina al correr delante de semejante bestia que puede arrebatarte la vida de un momento a otro, con la que demostrar tu valentía de hombre, tu valor y tu fuerza. Exageradamente y como lo definirían los antitaurinos: "pueblerinos de antaño, que tienen la mente más cerrada que un candado, con los que no se puede razonar si no es a la fuerza".

Si analizamos a los taurinos, son personas más bien jóvenes, de mente abierta y liberal, que se han criado en un ambiente de amor y respeto hacia los animales, siendo conscientes de que los animales poseen sentimientos, y llevan una vida parecida a la humana, ya que crean familias, vínculos afectivos, rutinas.... Por ello no entienden como alguien puede disfrutar con su sufrimiento y su tortura, viendo derramar su sangre y cortándole luego las orejas. Para los taurinos: "perroflautas que no tienen idea de la vida, solo piensan en porros, drogas, y tonterías, gays, lesbianas y locos que valoran más la vida del animal que la del torero. ¿Dónde vamos a llegar?"

Como podemos comprobar estamos ante dos puntos de vista completamente distintos, los taurinos disfrutan del espectáculo, de ver lucirse al torero, de ver como se lidera esa batalla, ese torneo a vida o muerte, donde no ven el sufrimiento animal y por eso no disfrutan con el ni entienden como se les llaman asesinos o maltratadores, si ellos solo siguen una tradición a la que está acostumbrados, que han disfrutado con familia, amigos, pareja... ¿Cómo algo que a ellos les hace sentir tan bién puede molestar tanto a otros?
Los taurinos, en cambio, piensan al revés, pues su generación ha sido educada para valorar la vida animal, para respetar al animal igual que a una persona, donde ya se empieza a implantar cárcel para aquellos que trafican o maltratan animales, ¿Cómo alguien puede divertirse con ese sufrimiento animal? El toro solo sufre en la plaza, el toro no disfruta si le atas la cabeza en una plaza para ponerle fuego en los cuernos, al toro no le gusta sentir como clavan las banderillas en su piel, el toro no te ataca por ver quien es más fuerte sino por sentirse acorralado, el toro no te reta, lucha por su vida.

Como podemos comprobar, ambos grupos tienen ideas contrarias, ideas que muy difícilmente podrán ser respetadas por los otros, que no llegarán a un acuerdo donde todos queden contentos nunca porque todos están seguros de que su posición es la correcta.

¿Y si la solución está en el diálogo? ¿Y si taurinos y antitaurinos se reuniesen ara hablar de una nueva forma de torear?, un toreo sin dolor, sin sangre, que reparta vida a todo aquel que lo vea... Ojalá podamos ver un acuerdo pacífico algún dia.

Sonia Dotor Solera

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