jueves, 30 de marzo de 2017

¡Escapada a Londres!

El pasado día 21 volamos mi chico y yo hacia Londres para ver a mi hermana pequeña que llevaba viviendo allí desde hace unos pocos meses. Yo me moría de ganas de verla ya que siempre hemos estado muy unidas y se me hacía bastante duro no tenerla cerca de mí. El primer día no pudimos hacer mucho ya que ella pronto tenía que entrar a trabajar, pero aun así visitamos Soho, un barrio de ambiente (como Chueca en Madrid) el cual me encanto y el barrio chino de Londres que estaba muy decorado con pequeños farolillos y una gran puerta que te daba la bienvenida al barrio. Pero este día pronto nos fuimos a dormir, ya que el miércoles 22 mi hermana libraba e iríamos a visitar todo Londres.
El miércoles 22, cuando nos levantamos, llovía a mares (que raro en Londres) pero eso no nos iba a frenar, cogimos nuestros chubasqueros y salimos a andar por la ciudad, pero para llegar al centro teníamos que utilizar el metro.
El primer sitio al que fuimos fue el Tower Bridge, uno de los puentes más representativos de Londres, pero como he dicho antes, llovía a mares y solo teníamos un día para ver toda la ciudad, por lo tanto una fotito rapidita y seguimos andando.
Cruzamos el puente y fuimos bordeando el rio Thamesis viendo todos los edificios y todos los barcos que había por el agua. Podríamos haber ido en metro, pero mi hermana y yo queríamos hacerlo andando, cosa que ha mi chico no le hizo mucha gracia pero no dijo nada. El paseo parecía cortito, pero entre fotos rápidas, charcos y personas tardamos casi 2 horas en llegar hasta nuestro destino, El London Eye y el Big Ben. Por fin, después de casi 2 horas habíamos llegado a los dos elementos que más representan la ciudad de Londres y en la hora prevista (sí, mi hermana llevaba todo calculado para que pudiéramos ver TODO).
Nos hicimos la correspondiente foto con la noria desde diferentes puntos, menos montados ya que solo subirse nos costaba por persona unas 40 libras aproximadamente y bueno, desde abajo también se veían las cosas muy bien.
Por fin estábamos en la Abadía de Westminster contemplando el gran Big Ben (que no es tan grande como parece)  y mi hermana y yo como locas nos fuimos corriendo por todo el puente hasta que llegamos al punto donde creíamos que podríamos sacar una buena foto. Mi pareja de correr nada, es más, se lo tomo con bastante calma, cuando llego a nuestra altura le pedimos que nos hiciera una foto y no contesto, no dijo nada, su cara lo decía todo, estábamos calados, su abrigo no era impermeable, hacia un viento y un frio horrible, había aguantado bastante pero él ya lo estaba empezando a pasar un poco mal, mi hermana y yo no dijimos nada, pero las dos pensamos : Se está enfadando un poco, después de comer venimos a hacernos la foto, no le reclamamos la foto ni nada, simplemente seguimos andando hasta que nos dimos cuenta que ¡no habíamos comido!
Nos quedamos a los pies del Big Ben en unos soportales que hay muy cerquita (cruzando el paso de peatones) y decidimos a dónde íbamos a ir a comer.
Cuando por fin lo decidimos comenzamos a caminar por el paseo bordeando el Thamesis para ir a uno de los restaurantes que se encontraban cerca con vistas al rio y el London Eye. Íbamos riendo y hablando sobre que nos íbamos a pedir cuando escuchamos un pequeño golpe, como si un coche se hubiera dado un golpe. Efectivamente un coche estaba en la Abadía de Westminster estampado contra la valla. Escuchamos gritos, pero la verdad que ni nos imaginábamos lo que acababa de pasar al lado nuestro. A nosotros no nos gusta acercarnos a cotillear que ha pasado por lo tanto seguimos andando hasta el restaurante, pero a medida que avanzábamos aparecía mas policía, las sirenas sonaban por todos lados, dos helicópteros, vamos, una locura.
Como veíamos que se estaba armando mucho follón y había mucha policía decidimos cogernos finalmente un bocadillo y continuar hasta el metro para alejarnos lo más posible.
Una vez estábamos en el metro, le pedí a mi hermana que mirara en internet algún diario londinense para ver si nos enterábamos de que había pasado, pero en ninguno ponía nada. Nos dirigíamos hacia Camden Town, un barrio que me encanto, toda la calle llena de pequeños comercios con estilos diferentes, lleno de puestos de comida, de imágenes que salían de los edificios, cada persona con un look diferente. Una pasada. La verdad es que la gente estaba muy tranquila, por lo tanto dejamos de preocuparnos por todo el despliegue policial que habíamos visto antes.
Pero de repente escribe una amiga a mi hermana: ¿Estáis bien? Mi hermana la contesto si, muy bien… tras contestar ese correo comenzaron a lloverla mensajes, a mi pareja también y todos preguntando lo mismo, ¿estáis bien? Nosotros contestábamos que sí que estábamos bien, pero que no sabíamos que había pasado y nadie nos decía nada. No sabíamos que había pasado pero por si acaso escribimos a nuestra madre para decirla que estábamos bien.
Hasta que de pronto en uno de los muchos mensajes que nos habían escrito apareció la palabra ataque terrorista. Nos quedamos helados, sin saber que decir, habíamos estado allí, habíamos visto lo que estaba pasando pero no nos dimos cuenta. Y pensamos: Nos podría haber pasado a nosotros, estábamos allí, nos íbamos a hacer la foto, si mi pareja no se hubiese enfadado nos habría pillado de lleno. Estuvimos unos minutos callados. Pero al poco decidimos alegrarnos porque estábamos bien y continuar con nuestra visita a la ciudad.
Pues si este día fue raro, el día siguiente fue peor. Nos escribieron del aeropuerto. Nuestro vuelo estaba cancelado, al poco tiempo nuestro autobús que nos llevaba desde Londres hasta el aeropuerto también, cancelado… Yo no me lo podía creer, ya me veía lo que quedaba de semana allí cuando a la hora nos escribieron de ambos transportes que se había reestablecido el servicio pero el autobús ahora se cogía en otro sitio y al aeropuerto había que ir con algo más de tiempo debido a los posibles controles que nos hicieran.
El trayecto desde nuestra casa hasta la parada del autobús era algo largo, había que coger varios trenes pero no nos importaba, las maletas eran pequeñas y apenas ocupaban espacio.
Nada más salir de casa, me sentí un poco, observada, como que todo el mundo me miraba, pero pensé que serían cosas mías y que estaba un poco paranoica. En el metro igual, todo el mundo nos miraba y miraba las maletas. Yo también la miraba porque pensaba que igual llevaba algo pegado pero no. En un despiste de mi hermana le pregunte a mi chico si no se sentía como un poco observado y a él le pasaba lo mismo. Jamás me he sentido tan mal, tan observada, vamos que parecía que éramos nosotros los que habíamos hecho algo malo. Se respiraba miedo en toda la ciudad, la gente ya no confiaba en nadie y estaban asustados, como nosotros me imagino. Todo el centro de Londres estaba cortado y nos consto un poco llegar a la estación pero por fin llegamos al autobús y tras la dolorosa despedida pusimos rumbo hacia el aeropuerto.
En el aeropuerto nos hicieron infinidad de controles, ya no solo las maletas sino también a nosotros, las maletas no solo pasaban por el scaner sino que las abrían todas, yo estaba de los nervios, no tenía que esconder nada, pero ya la situación en sí y lo vivido anteriormente me ponía más nerviosa aun. Nos quitamos todos los objetos metálicos y metieron a todo el mundo, persona por persona en un scaner para ver si llevábamos algo dentro. La verdad que tardamos un poco pero bueno, corrimos y pudimos llegar al avión a tiempo.

Una vez en el avión me pare a pensar en todo lo que habíamos vivido y lo contenta que estaba de que a nosotros no nos pasara nada. Y bueno finalmente el único sitio en el que no tenemos fotos es allí en el Big Ben.


CRISTINA DE FRUTOS

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