jueves, 30 de marzo de 2017

Los valores en la infancia y en la vida adulta ¿Realidad o ficción?

Conociendo a Raquel:


Hoy voy a presentaros a mi prima Raquel, una dulce niña de actualmente 11 años. Raquel padece Espina bífida desde antes de su nacimiento, y por desgracia, hace 11 años no existían los adelantos ni se tenía tanto conocimiento como hoy en día para poder reconducir los síntomas y dificultades que genera esta enfermedad. Raquel es una niña divertida que no tiene freno a pesar de ir en silla de ruedas, la encanta jugar, ir al parque e incluso al colegio, si si, al colegio. De hecho su madre ha llegado a decirla que estaba castigada sin ir al colegio en una fiesta o día importante, lo cual para ella es todo un atrevimiento por parte de su madre.

Raquel me ha enseñado que en muchas ocasiones, somos nosotros quienes le ponemos las barreras, porque ella, es capaz de hacer muchas más cosas de las que nosotras imaginamos. Por ejemplo, un día, mientras sus otros primos jugaban al fútbol, ella dijo que también quería jugar, mi reacción fue estar alerta, ya que me parecía casi imposible y sobretodo peligroso, debido a su pequeña estatura y equilibrio cuando va con las muletas y los bitutores (aparatos ortopédicos que Raquel necesita para poder mantenerse de pie con las muletas y dar algunos pasos). Yo solo estuve cerca y la dije pero ten cuidado y mire a los otros niños queriéndoles decir no tiréis fuerte que me la hacéis volar, y ellos lo entendieron. Raquel se situó al lado de la ducha de la piscina, la cual tiene un pequeño escalón hacia abajo para que no se salga el agua, al yo decirla Raquel ahí no, ella me miró y dijo "Es verdad, mejor me meto dentro y así no me caigo" Y así lo hizo feliz y contenta. Cuando la pasaron la pelota, su primer impulso fue intentar darle con el pie, pero apenas tiene fuerza ni movilidad en él, entonces lo pensó mejor y... ¡Chutó con la muleta como la campeona que está hecha!


Y es que, su situación física, no la ha impedido hacer todo aquello que se ha propuesto. Creo que en su entorno nunca ha sentido rechazo ni en el colegio, ni con sus amigos del parque, al contrario, los niños sentían admiración, pues desde muy pequeña Raquel utilizaba silla de ruedas adecuadas a su edad y tamaño, algo que era realmente increíble de ver, pues como siendo tan pequeña, podía manejar tan bien aquel coche, como lo giraba, como iba a todos lados... Sencillamente Increíble.

Y así, Raquel ha ido creciendo, rodeada de apoyo, normalidad y cariño. Sus padres siempre han procurado que nadie sintiese lástima ni pena y en los momentos más duros, cuando ella preguntaba porque ella tenía que ir en silla de ruedas, porqué no podía andar o correr como los otros niños, porqué nunca iba a poder hacerlo, sus padres le explicaban con tranquilidad y cariño que por desgracia, en la lotería de la vida digamos, le había tocado esto, de manera más suave, y adaptado a su edad. Lo bonito es, que a pesar de la enfermedad Raquel demuestre siempre su espíritu luchador, que no deje que ir en silla de ruedas la frene, aunque por desgracia en esta sociedad, frena y mucho, pues apenas hay parques adaptados, ni parques infantiles ni de ocio como las bolas, aunque Raquel puede gatear pero no puede subir sin ayuda a los sitios superiores. Cosas tan simples como ir al parque de atracciones, que la encantan, a veces se la complican porque los encargados de la estatura no tienen sensibilidad y pretenden que pongas de pie a la niña, sin entender por mucho que se lo expliques que no es posible porque no siente las piernas, y explicarles que ya ha montado en esa atracción hacía a penas media hora. En este caso, todavía podemos entender que es por su seguridad, que se juegan su puesto de trabajo y la integridad de la niña.



Pero el siguiente caso, creo que es uno de los más crueles que me podían contar. 

Raquel lleva yendo desde los 3 años a un colegio adaptado para personas de movilidad reducida. En ese colegio Raquel no ha sido discriminada por sus compañeros, quizás no ha estado en igualdad de condiciones que sus compañeros a la hora de realizar juegos físicos o en el recreo porque los adultos responsables en esos momentos no se implicaban en realizar o buscar adaptaciones de las actividades para que ella pudiese participar.


Quizás las cosas se podrían haber hecho mejor, sin duda, pero Raquel es fuerte y lo ha superado. Creo que lo mas doloroso para Raquel ha sucedido este año, cuando ha vivido la falta de empatía, de cariño, y sin duda de respeto. Actualmente, Raquel está en sexto de primaria, y en su cole, los padres se encargan de realizar un viaje de fin de curso para que sus hijos despidan la primaria; en este viaje, según tengo entendido, los niños pasaran cinco días fuera de casa, conviviendo juntos y divirtiéndose para despedir con alegría y buenos recuerdos esta etapa. Pues bien, este viaje corre a cuenta de los padres, es decir, el colegio queda al margen del viaje, de su organización y de todo, solo cederá lugares para las reuniones con respecto a ese tema. Pues bien, al principio había tres opciones de aventura, en las cuales los monitores sabían que Raquel iba a acudir y habían propuesto actividades alternativas, por ejemplo, mientras uno hacen escalada, otros estarán haciendo un taller de barro, o mientras se bañan en la piscina habrá juegos en el césped para aquellos que no se bañen. Hasta aquí todo correcto, solo había que elegir una opción. Esta primera reunión se realizó delante de los niños, entre ellos Raquel.


Pero.... ¡SORPRESA! Una mamá decide añadir una opción nueva, y sin preguntar; una opción increíble en la que los niños irían a una isla dentro de un lagoen Salamanca, donde pasarían esos 5 días. Durante esos días, los niños harían actividades acuáticas la mayoría del tiempo como winsurf, vela, piragüismo, remo, hidropedal, etcétera. ¿Y Raquel? Raquel no podría hacer ninguna de esas actividades, y en este caso, la única actividad alternativa para Raquel era hacer collares y pulseras durante todo el viaje. La única esperanza de mi tía, era que en las votaciones no saliese esa opción, ya que Raquel no podría ir, pero para su sorpresa, al resto de padres no les importó que Raquel no pudiese participar en esa actividad, y no fuera a participar en ese increíble viaje para despedirse de sus compañeros de primaria. El disgusto y el asombro de Raquel fue enorme, como el de sus amigos, que no entendían por qué Raquel no iba a ir con ellos si era una gran amiga.

¿Qué conclusión podemos sacar de este acontecimiento?

En mi opinión, podemos afirmar que los niños tienen un corazón muchísimo mas grande que nosotros los adultos, y que actualmente en el colegio, se da mucha importancia a enseñar y trabajar valores como empatía, solidaridad, compañerismo, etcétera, pero.. ¿De qué sirve trabajar estos valores si cuando lleguen a casa estarán viendo actitudes contrarias a lo que pretendemos enseñarles?

Solo espero que Raquel no tenga que vivir mas situaciones como estas y que cuando yo sea educadora, los valores estén más interiorizados por esta sociedad, ya que un mundo sin valores, es un mundo oscuro y vacío, donde será muy difícil convivir.

Sonia Dotor Solera

No hay comentarios:

Publicar un comentario